Lecciones de Vida Cuidando nuestro planeta

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Asociación. Para la Niñez y su Ambiente

Cuatro años atrás Joaquín Leguía ingresó a la lista de los 250 Jóvenes Líderes Mundiales. En su caso, el Foro Económico Mundial lo eligió por promover en los niños el amor y la defensa de la naturaleza.

Desde que sus padres se separaron, cuando él tenía 4 años, el jardín de su casa se convirtió en su refugio. Ahí, con Augusto, su creativo hermano con habilidades diferentes, alucinaban mil historias, luchaban contra leones que en realidad eran sus perros. 

Joaquin Leguia Fundador de ANIA

Decían que ese era su bosque amazónico. Unos años después, pasó varias vacaciones en Yarinacocha, Pucallpa. Hizo amigos indígenas, vivió mil aventuras. Por antecedentes familiares, sus padres creyeron que iría a desarrollar una carrera política. Pero, fascinado por la naturaleza, Joaquín ingresó a la Agraria.

Partió a Estados Unidos, donde hizo una maestría en manejo ambiental, centrando su atención en el rol que podían cumplir los niños en el desarrollo de la sociedad.

Joaquín supo entonces que si entre los 2 y 12 años de edad ha existido un vínculo afectivo con la naturaleza, en el futuro es mayor la responsabilidad y cariño que ellos tienen por el medio ambiente. Regresó al país para poner en práctica esas nociones, no halló dónde. “Si el espacio no existe, crearé mi propia organización”. Así, el 95 fundó la Asociación para la Niñez y su Ambiente: ANIA.

Seis años después le dio forma al programa Tierra de Niños, que desarrolla conocimientos, habilidades y valores en los menores y los empodera para que afronten con esperanza la problemática ambiental que vive el planeta. ¿Cómo? Contribuyendo a restaurar y cuidar espacios naturales e incrementar áreas verdes –incluso sembrando en macetas- plantas alimenticias, medicinales y hospederas de polinizadores. ¿El reto? Reducir la contaminación y preservar la biodiversidad formando ciudadanos con valores en el proceso. ¿Iluso? Hoy, en el país, ANIA tiene registradas más de 1´800,000 metros cuadrados a cargo de más de seis mil chicos. Hoy, además, hay Tierras de Niños en Escocia, Japón, Chile, Brasil, Colombia, Paraguay, Bolivia, El Salvador, India y Canadá.

En nuestra Amazonía, gracias a su labor, una comunidad les ha encargado a sus niños la conservación de 20 hectáreas de bosque tropical; en Huancavelica, otra les ha dado al cuidado la última laguna prístina de la zona y en Chincha hay un pueblo con más de 150 tierras de niños en hogares. “La meta es que las Tierras de Niños se multipliquen en todos los países y que ello inspire a la creación de un nuevo indicador de desarrollo que valore y reconozca el aporte de la niñez al bienestar de la sociedad, es decir al 30% de la población mundial”.

Para Joaquín y su equipo, la mejor tierra para sembrar sus semillas está en el corazón de las niñas y niños.