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sábado, 15 de enero de 2011

Metafora sobre la Soberbia

La historia ambientada en la década de 1890 que a continuación van a leer, está basada en un hecho de la vida real, fue escrita en inglés por Malcolm Forbes y trata sobre cómo una pareja de campesinos, mal vestidos; ella con desteñido vestido algodón barato y su esposo con un raído traje, osaron entrevistarse con el presidente de la Universidad de Harvard. Decidieron subir al tren con dirección a Boston; al llegar a esa ciudad norteamericana, caminaron tímidamente sin tener cita a la oficina de la secretaria de quien entonces dirigía los destinos de la prestigiosa universidad.

La secretaria adivinó en un momento que esos campesinos venidos de los bosques no tenían nada que hacer en Harvard, en momentos en que se inició el diálogo.

- Desearíamos ver al presidente - dijo suavemente el hombre.

- El estará ocupado todo el día - indicó la secretaría con énfasis despectivo.

- Esperaremos - replicó la mujer.

Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera. Ellos no lo hicieron y la secretaria vio aumentar su frustración y decidió interrumpir al Presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán - le dijo. El hizo una mueca de desagrado y asintió. Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de ellos y él detestaba los vestidos de algodón barato y los raídos trajes en la oficina de su secretaria.

El presidente, con el ceño adusto y con soberbia, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.

La mujer le dijo - tuvimos un hijo que asistió a Harvard por solo un año. El amaba a Harvard. Era feliz aquí. Pero hará un año, murió de fiebre tifoidea. Mi esposo y yo deseamos levantar un memorial para él, en alguna parte del campus.

El presidente no se interesó. El estaba en shock. - Señora - dijo ásperamente, - no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca. Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.

- ¡Oh no! - exclamó la mujer rápidamente. - No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard.

El presidente entornó sus ojos. Echó una mirada al vestido de algodón barato y al traje raído, y entonces exclamó - Un edificio. ¿Tienen alguna remota idea de cuanto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard.

Por un momento la mujer quedó en silencio. El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora. La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente - ¿eso es todo lo que cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?. Su esposo asintió. El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó, Leland Stanford Junior University, este es el nombre oficial de la Universidad, más conocida como Universidad Stanford

Abrió sus puertas oficialmente el 1º de octubre de 1891. Localmente es conocida como La Granja (The Farm), debido a que la universidad está situada en lo que fuera la granja de cría de caballos de Leland Stanford.

Donde sopla el Viento de la Libertad

2 comentarios:

  1. Que buena parábola Raúl, enorme lección, no sólo sobre la soberbia, también sobre la tenacidad y el creer en uno mismo!!!

    Saludos PTB

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  2. Gracias Argelia por tu comentario, como tu dices amiga ésta metáfora tambien se aplica a la tenacidad y a creer en uno mismo. Saludos

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