Cada vez que llega fin de año es inevitable pensar cuantos años más me quedan por delante, es extraño, pero este pensamiento siempre me resuena justo cuando transcurren los últimos días de diciembre de cada año que pasa y no en la fecha de mi cumpleaños (26/07) y por supuesto que agradezco a Dios, al Universo y a la Naturaleza por conservarme entero y con las ganas siempre de seguir, de continuar lleno de vida, de plenitud y de felicidad.
Hace algún tiempo me senté en una de los asientos del Parque Kennedy del distrito de Miraflores en la Ciudad de Lima - Perú y observaba como una señora que parecía de 70 años estaba sentadita, leyendo un libro, me acerqué -como tantas veces lo hago para conversar con las personas- y le pegunté qué estaba leyendo. Muy amablemente me dijo que era una novela de Mario Vargas Llosa, "El sueño del Celta"; sin darnos cuenta la conversación derivó a un tema existencial y me arriesgué a insinuarle su edad probable, -yo estaba impresionado por su lucidez- la anciana deslizó una sonrisa y me soslayó una metáfora "Creo que Dios está poniendo a prueba la paciencia de mi familia".
Cuando le pregunté cómo era posible que ella había vivido tanto tiempo, ella respondió: ¿Cuándo se es "demasiado viejo"? ¿A qué edad nos damos por vencidos? . No me llegó a decir su edad, hasta que llegó la enfermera con una silla de ruedas y me dijo "son 91 años" .
Después de ese momento, me quedé pensando en sus "respuestas" como preguntas abiertas que quedaron para alimentar mi curiosidad...descubrí que habían muchos ejemplos de seres humanos que a una edad avanzada siguieron aportando o creando para la Humanidad o para su país o para su entorno.
A los 100 años de edad, Grandma Moses seguía pintando, y Tiziano pintó "La batalla de Lepanto" cuando tenía 98.
A los 93 años, George Bernard Shaw escribió sus fábulas inverosímiles.
A los 91, Eamon de Valera fue presidente de Irlanda.
A los 90, Pablo Picasso todavía dibujaba y grababa.
Con 89 años, Arthur Rubinstein dio uno de sus grandes recitales en el Carnegie Hall de Nueva York, y Pablo Casals, a los 88 años, todavía daba conciertos de violoncelo.
A los 82 años, Winston Churchill escribió su monumental obra en cuatro volúmenes, "Historia de los pueblos de habla Inglés"; Goethe, a la misma edad, terminó "Fausto".
A los 81 años, Benjamin Franklin dirigió la diplomacia, lo que llevó a la adopción de la Constitución de los EE.UU.
¿Cuando usted es "demasiado viejo"? Sólo el día en que realmente no tenga nada que dar. Y la buena noticia es la siguiente: ese día nunca ha de llegar!
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